Calle San Fernando, un paseo por siglos de historia, fiesta y tradición
Caminar por la actual Calle San Fernando, que los cordobeses siguen llamando con cariño Calle de la Feria, es viajar atrás en el tiempo. Sus adoquines han visto pasar procesiones solemnes, ferias bulliciosas, jinetes valientes y poetas ilustres. Hoy, sigue siendo uno de los rincones más vivos y auténticos del casco histórico de Córdoba a solo unos pasos de nuestras casas. De ferias medievales a corazón festivo de Córdoba.
En el siglo XVI, la calle se convirtió en el epicentro de las celebraciones populares. Durante días enteros, se llenaba de color, música y aromas que llegaban desde los puestos de dulces, especias y vino.

Aquí también se vivían espectáculos taurinos muy singulares: los toros recorrían la calle hasta la Plaza de la Corredera, pero no al estilo de Pamplona, sino guiados por jinetes expertos que, montando “a la jineta”, realizaban arriesgados quiebros y maniobras. Un auténtico rejoneo primitivo que mantenía al público en vilo y arrancaba aplausos.
Los vecinos pronto encontraron una forma ingeniosa de participar… y de ganar algo de dinero: comenzaron a abrir más ventanas y balcones para alquilar esas vistas privilegiadas al mejor postor. Fue así como surgieron las famosas “casas tubo”, estrechas, altas y llenas de balcones, que aún hoy dibujan la silueta de la calle.
Entre murallas, palacios y leyendas San Fernando corre paralela a antiguos tramos de muralla romana que dividían la ciudad. Aún se conservan vestigios como la torre que sostiene el Palacio de los Marqueses del Carpio. Y el Arco del Portillo, antaño paso entre la Medina y la Axerquía sigue en pie como un guardián de piedra que recuerda la Córdoba de siglos pasados.

Durante siglos, talleres y tiendas llenaron la calle: toneleros, cordoneros, plateros y vendedores de aceitunas adobadas formaban parte del paisaje sonoro y aromático. Por las noches, las aceras se convertían en punto de encuentro: los vecinos charlaban bajo el fresco, las jóvenes se adornaban con jazmines y las serenatas improvisadas acompañaban el final del día.
Hoy, pasear por la calle San Fernando es descubrir un mosaico de historia y vida. La fuente barroca de mármol azul, la ermita restaurada de la Aurora, la Cruz del Rastro y las fachadas con balcones infinitos te recordarán que aquí la tradición no es cosa del pasado… sino algo que se respira en cada esquina. Ven, piérdete por esta calle y deja que la historia de Córdoba te envuelva.
Y cuando termines tu paseo, tu apartamento turístico te esperará a solo unos pasos, para que sigas disfrutando de la ciudad como un auténtico cordobés.

Curiosidades y secretos de la calle San Fernando
De calle de la Feria a calle San Fernando
Aunque el nombre oficial cambió en 1862 en honor a Fernando III, los cordobeses siguen llamándola por su nombre original. El San Fermín cordobés. Durante siglos aquí se realizaban encierros y corridas hasta la Plaza de la Corredera. Los toros eran guiados por jinetes que, montando “a la jineta”, ejecutaban quiebros espectaculares.
Las casas tubo
Su peculiar forma estrecha y alargada no era casualidad: cuanto más balcones y ventanas, más se podía alquilar a visitantes durante las fiestas.
Poetas y pintores
Como Luis de Góngora se dejaban ver por la calle para disfrutar de las celebraciones.
De talleres y oficios
Toneleros, cordoneros, abaniqueros y plateros llenaban la calle de actividad, convirtiéndola en un centro comercial al aire libre mucho antes de que existieran los grandes mercados.
Escenario de la vida cordobesa
En las cálidas noches de verano, las aceras se llenaban de vecinos charlando y jóvenes perfumadas con jazmines, mientras sonaban guitarras y coplas improvisadas.